La tragedia de “El Cerro del Topo Chico” (1909)

Uno de los episodios más dolorosos en la historia de Monterrey tuvo lugar el 27 de septiembre de 1909, cuando un enorme deslizamiento de tierra y rocas cayó desde el Cerro del Topo Chico, sepultando parte del poblado que se encontraba a sus faldas. Este desastre natural dejó un saldo devastador de cientos de personas fallecidas, desaparecidas y heridas, y es recordado como una de las tragedias más impactantes del norte de México.

Días antes del derrumbe, fuertes lluvias habían azotado la región, saturando el terreno del cerro. Algunos vecinos notaron señales de alerta, como ligeros movimientos de tierra, pero no se tomaron medidas urgentes. Todo ocurrió en cuestión de minutos: una parte del cerro colapsó, destruyendo viviendas, caminos y zonas de cultivo. Las víctimas eran, en su mayoría, familias trabajadoras que vivían en condiciones frágiles al pie de la montaña.

La respuesta ciudadana fue inmediata. Tanto el gobernador Bernardo Reyes como el presidente Porfirio Díaz enviaron ayuda desde los primeros días. Sin embargo, la falta de maquinaria adecuada y las complicaciones para comunicarse y trasladarse por la zona afectada dificultaron enormemente las labores de rescate. Muchos cuerpos jamás fueron encontrados, lo que acentuó la magnitud del duelo colectivo.

A raíz de esta tragedia, las autoridades comenzaron a prestar mayor atención al riesgo geológico en las zonas urbanas. Se tomaron medidas como la prohibición de construir en áreas inestables y se iniciaron los primeros estudios topográficos serios en la región. Este evento marcó un punto de inflexión en la planificación urbana de Monterrey.

Aunque fuera del estado este hecho es poco conocido, en la memoria regiomontana sigue presente. Placas conmemorativas y publicaciones históricas recuerdan lo ocurrido y rinden homenaje a quienes perdieron la vida. También se reconoce el espíritu de solidaridad que surgió entre los habitantes durante esos días oscuros.

La tragedia del Topo Chico no solo dejó una cicatriz en la historia de la ciudad, sino también una valiosa lección sobre la importancia de la prevención ante fenómenos naturales.

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